Sanar es un proceso. Es un camino que confiere grandes beneficios solo de transitarlo. Frecuentemente nos involucramos en este proceso con la esperanza de llegar a algún destino, lograr alguna meta, u obtener alguna recompensa, solo para descubrir al llegar que el camino se extiende en el horizonte, ofreciéndonos mayores recompensas y metas más amplias.
Este proceso de sanar involucra nuestro ser interno, nuestros pensamientos, sentimientos y emociones. Por eso es natural que al comenzar cualquier proceso de sanar, diferentes pensamientos, sentimientos y emociones salgan a flote.
Origen
Esto tiene que ver con experiencias ya olvidadas, pero consecuencias guardadas. Es decir, alguna vez en el pasado vivimos una experiencia con una o varias personas, y ya no recordamos que sucedió, pero conservamos prácticamente intacto lo que sentimos hacia ellos en ese momento.
Debido a ese "Tesoro" que hemos decidido conservar con tanto celo a través del tiempo en nuestro corazón, viejos sentimientos y emociones que ya no tienen razón de ser, continúan aflorando cada vez que algo nos conecta con ellos.
Por medio de ese proceso de conservar "tesoros", y reconectarnos con ellos, permitimos que viejos sentimientos de odio. rabia y duda continúen surgiendo en nuestra mente y corazón constantemente. Y al permitirlo, le abrimos la puerta a nuevos sentimientos de miedo, ansiedad y tristeza, que podrían surgir al no encontrar manera de ponerle fin a este ciclo.
Cerrar Ciclos
Durante el proceso de sanar, volver a estar en contacto con esos sentimientos es algo normal, y nos brinda la oportunidad de sacarle provecho para cerrar el ciclo que los inició, y así poder continuar adelante.
Si, es correcto. Aunque no sea obvio, atesorar esos sentimientos que ya no son más que un reflejo, algo intangible, que nos mantiene anclados en el punto del espacio tiempo cuando sucedió el evento en el cual elegimos sentirnos de esa manera. O lo que es lo mismo, en el pasado, y por eso nos dificultan seguir adelante con nuestras vidas.
Recuerde siempre que todo cuanto pensamos, decimos, sentimos y hacemos es nuestra elección. Por eso el primer paso para cerrar el ciclo y completarlo es, validarnos a nosotros mismos y nuestros sentimientos.
Esto es de suma importancia, pues de otra manera continuamos conectándonos con el pasado, y viviendo emocionalmente en él, cada vez que nos permitimos revivir esos sentimientos.
Reconocer
Es importante reconocernos como personas en pleno derecho de elegir expresar cualquier sentimiento en cualquier situación que consideremos conveniente. Si la decisión es acertada o no, es secundario. Lo más importante como primer paso es sentirnos con el derecho de expresar nuestros sentimientos libremente sin sentirnos culpables por ello. Sin perjudicar a nadie por supuesto.
Eso nos valida como seres humanos sensibles, y valida también los sentimientos que somos capaces de albergar. Lograr esto nos permite reconocer claramente a esos sentimientos por lo que realmente son: Signos y señales de que estamos sanando, y vamos en el camino correcto.
Pero existe un pequeño detalle. Para lograr validar esos sentimientos reconociéndolos como lo que realmente son, necesitamos primero entrar en contacto con ellos. Y para facilitarnos esta tarea ayuda saber cuales son, mientras recordamos que la única manera de superarlos es atravesarlos, y que debemos sentirlos para sanarlos.
El proceso de sanar involucra transformar sentimientos y emociones que experimentamos de forma adversa, en otros que nos resultan beneficiosos. Entre los sentimientos más comunes que nos toca reconocer, validar, atravesar y transformar en este proceso de sanar podemos citar:
La Duda
Este podría ser un obstáculo en el camino de sanar. Cuando la duda está presente, creemos que nada es posible. Sabemos que lo que pensamos crea una vibración que atrae aquello que creamos con nuestros pensamientos.
Cuando experimentamos la duda, la vibración que enviamos declara que lo que deseamos manifestar no es posible, y eso es lo que atraemos. Es como la gota de tinta que se vierte en un vaso de agua cristalina,
Cualquier tipo de duda puede entorpecer el proceso de sanar. Pero dudar de nosotros mismos podría detener el proceso.
Afortunadamente la duda no es más que el reflejo invertido de la confianza, la otra cara de la moneda, y como señalamos anteriormente, es nuestra elección cual decidimos experimentar.
Si mantenemos nuestra visión enfocada en la meta de sanar, empleamos afirmaciones positivas al hablar, y vivimos agradecidos, no hay lugar para la duda en nuestras vidas, y la confianza florece por si sola.
Cuando confiamos en nosotros mismos, en nuestros talentos y habilidades innatas, creamos cambios en los patrones energéticos y bioquímicas de nuestro organismo, que a su vez nos permiten sentirnos bien y modificar nuestros patrones de pensamientos, para que los sentimientos les sigan.
Apatía
De continuar permitiendo que la duda exista en nosotros, y perder la oportunidad que nos brindan la certeza y fe en nuestra habilidad de sanarnos a nosotros mismos, podríamos llegar a sentir apatía.
Si nos permitimos llegar a ese estado, podría dejar de importarnos si las cosas mejoran o empeoran, y podríamos entrar en un estado letárgico en el cual no diríamos, haríamos, o querríamos nada.
Nuevamente nos encontramos en la posición de decidir. La apatía también tiene otra cara, y es darnos importancia, ¿Cuál prefiere?, es su elección.
Para facilitarnos lograr la transición desde la apatía a darnos importancia, ayuda reconocer en nosotros el maravilloso poder de sanar con que estamos dotados los seres humanos. Al reconocerlo, cualquier sentimiento de apatía se desvanecerá, y comenzará a participar conscientemente en su proceso de sanar.
Ansiedad
La ansiedad es la experiencia de desear algo ya, aunque entendamos que podríamos tener que esperar algún tiempo para obtenerlo. Recordemos que sanar es un proceso, y los procesos toman su tiempo, ni corto ni largo, solo su tiempo.
El único lugar donde existen el pasado y el futuro es en nuestra mente, en nuestros recuerdos e imaginación. El único momento que realmente existe es el presente, el aquí y ahora.
Si podemos concentrar nuestra atención en el presente, podremos aceptar nuestra realidad actual. Lo cual nos permitirá conectarnos con la otra cara de la ansiedad, la seguridad y la calma.
Desamparo
En caso de que nos desconectemos del poder interno de sanar que poseemos, y continuemos viviendo con dudas y apatía, podríamos alcanzar un punto en el cual simplemente decidimos rendirnos por sentirnos desamparados.
Comenzamos a pensar que ese estado es permanente, nos olvidamos que todo se encuentra constantemente en cambio, y descartamos toda posibilidad de mejorar nuestra calidad de vida.
Afortunadamente aun en este estado sanar es muy sencillo, solo necesitamos apreciar nuestra fortaleza interna. Al lograrlo nuestro proceso de sanar se acelera, y el desamparo se desvanece cuando comenzamos a apreciar las habilidades y destrezas que todos poseemos.
Tristeza
La tristeza es una emoción que podría conducir a la pena. Pena es la emoción que experimentamos al concentrarnos en lo que hemos perdido, o creemos que nos falta.
Esto podría convertirse en un circulo vicioso, pues concentrarse en lo que falta solo sirve para crear una carencia mayor. Por el contrario, cuando sentimos tristeza o pena durante el periodo de sanar, podemos concentrarnos en lo que deseamos crear, y hacer afirmaciones diariamente como si ya existiera.
Esto no solo nos permitirá transformar la tristeza en alegría, pero la imagen que mantenemos en nuestra mente cuando hacemos afirmaciones comenzará a hacerse realidad en nuestras vidas.
Rabia
Para sentir rabia debemos culpar a algo o alguien, escoger algo externo a nosotros y hacerlo culpable, colocándonos como victimas. Al asumir el papel de victima, sentimos rabia hacia el culpable, y descargamos sobre él toda nuestra responsabilidad.
La rabia le abre camino a la culpa, la experiencia de culparnos a nosotros mismos por algún pensamiento, palabra o acción que cometimos en el pasado. Este podría ser el primer paso para retomar nuestra responsabilidad, y comenzar así nuestra liberación.
Liberarnos de la rabia y la culpa puede ser tan sencillo como perdonar. Perdonarnos nosotros mismos o a quien sea necesario, al reconocer y aceptar que no hay diferencia entre lo ocurrido, quienes participaron y nosotros, que en realidad somos uno solo.
Realmente perdonamos cuando comprendemos que lo que sucede es por nuestro mayor bienestar, y nos volvemos uno con el proceso. Esto nos permite conectarnos con la serenidad, y esta a su vez permite al proceso fluir adecuadamente.
Miedo
Esta emoción encierra a todas la anteriores. Experimentamos miedo cuando no estamos seguros sobre el futuro, e imaginamos solo lo peor. Al sanar el miedo lograremos remover todas las emociones que interfieren con nuestro proceso de sanar.
En su sentido más profundo, el miedo no es más que ausencia de amor. Para quien ama todo es posible, por eso cuando permitimos que el amor se manifieste libremente desde nuestros corazones, el sanar se convierte en un proceso natural que fluye armónicamente.
Resultado
Cuando tomamos conciencia que sanar no tiene que ver con los resultados, pero si considera en quienes nos convertimos en el proceso, vivir la vida con entusiasmo se convierte en un estado natural que inspira a seguir una simples reglas que nos facilitarán ser felices.
- Alimente su corazón con Amor
- Alimente su mente con Paz
- Viva una vida sencilla
- Comparta más
- Espere menos
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