El dolor está intimamente ligado a los lazos creados en este mundo, ya sea con personas, ilusiones (desilusiones), objetos, o cualquier elemento sobre el que dejamos descansar nuestro afecto...
Y la felicidad... la felicidad es el todo, el no-tiempo, la no-mente, la plenitud eterna, el descanso de los sentidos...
Es muy dificil no devastarse, pero reconocer la oscuridad es el primer paso hacia la luz.
La siguiente historia es muy bella, es una leyenda Maya que nos transmite un poco de ese deseo absurdo del hombre por seguir buscando la felicidad donde jamás podrá encontrarla..
La Tristeza del Maya
Desde comienzos de su civilización (hace aproximadamente 3 000 años), los mayas han elaborado cuentos, leyendas y fábulas referidos a personajes míticos, al orden y a las leyes de la naturaleza. Resultado de la experiencia individual y colectiva de un pueblo, así como producto de la imaginación, estos relatos nos ayudan a entender una forma de vida y nos permiten la entrada a una de las más misteriosas culturas de la historia. El relato que aquí presentamos es —hasta donde se sabe— de autor anónimo y corresponde a una fecha indeterminada. En cambio, son muy precisas su localizacíon —la península de Yucatán, México— y su procedencia maya. Esta fábula se titula La tristeza del maya.
Un día los animales se acercaron a un maya y le dijeron:
—No queremos verte triste, pídenos lo que quieras y lo tendrás.
El maya dijo:
—Quiero ser feliz.
La lechuza respondió:
—¿Quién sabe lo que es la felicidad? Pídenos cosas más humanas.
—Bueno —añadió el hombre—, quiero tener buena vista.
El zopilote le dijo:
—Tendrás la mía.
—Quiero ser fuerte.
El jaguar le dijo:
—Serás fuerte como yo.
—Quiero caminar sin cansarme.
El venado le dijo:
—Te daré mis piernas.
—Quiero adivinar la llegada de las lluvias.
El ruiseñor le dijo:
—Te avisaré con mi canto.
—Quiero ser astuto.
El zorro le dijo:
—Te enseñaré a serlo.
—Quiero trepar a los árboles.
La ardilla le dijo:
—Te daré mis uñas.
—Quiero conocer las plantas medicinales.
La serpiente le dijo:
—¡Ah, esa es cosa mía porque yo conozco todas las plantas! Te las marcaré en el campo.
Y al oír esto último, el maya se alejó.
Entonces la lechuza dijo a los animales:
—El hombre ahora sabe más cosas y puede hacer más cosas, pero siempre estará triste.
Y la chachalaca se puso a gritar: —¡Pobres animales! ¡Pobres animales!
...
Fuente: http://www.leyendasmexico.com/2009/08/la-tristeza-del-maya/
Y la felicidad... la felicidad es el todo, el no-tiempo, la no-mente, la plenitud eterna, el descanso de los sentidos...
Es muy dificil no devastarse, pero reconocer la oscuridad es el primer paso hacia la luz.
La siguiente historia es muy bella, es una leyenda Maya que nos transmite un poco de ese deseo absurdo del hombre por seguir buscando la felicidad donde jamás podrá encontrarla..
La Tristeza del Maya
Desde comienzos de su civilización (hace aproximadamente 3 000 años), los mayas han elaborado cuentos, leyendas y fábulas referidos a personajes míticos, al orden y a las leyes de la naturaleza. Resultado de la experiencia individual y colectiva de un pueblo, así como producto de la imaginación, estos relatos nos ayudan a entender una forma de vida y nos permiten la entrada a una de las más misteriosas culturas de la historia. El relato que aquí presentamos es —hasta donde se sabe— de autor anónimo y corresponde a una fecha indeterminada. En cambio, son muy precisas su localizacíon —la península de Yucatán, México— y su procedencia maya. Esta fábula se titula La tristeza del maya.
Un día los animales se acercaron a un maya y le dijeron:
—No queremos verte triste, pídenos lo que quieras y lo tendrás.
El maya dijo:
—Quiero ser feliz.
La lechuza respondió:
—¿Quién sabe lo que es la felicidad? Pídenos cosas más humanas.
—Bueno —añadió el hombre—, quiero tener buena vista.
El zopilote le dijo:
—Tendrás la mía.
—Quiero ser fuerte.
El jaguar le dijo:
—Serás fuerte como yo.
—Quiero caminar sin cansarme.
El venado le dijo:
—Te daré mis piernas.
—Quiero adivinar la llegada de las lluvias.
El ruiseñor le dijo:
—Te avisaré con mi canto.
—Quiero ser astuto.
El zorro le dijo:
—Te enseñaré a serlo.
—Quiero trepar a los árboles.
La ardilla le dijo:
—Te daré mis uñas.
—Quiero conocer las plantas medicinales.
La serpiente le dijo:
—¡Ah, esa es cosa mía porque yo conozco todas las plantas! Te las marcaré en el campo.
Y al oír esto último, el maya se alejó.
Entonces la lechuza dijo a los animales:
—El hombre ahora sabe más cosas y puede hacer más cosas, pero siempre estará triste.
Y la chachalaca se puso a gritar: —¡Pobres animales! ¡Pobres animales!
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Fuente: http://www.leyendasmexico.com/2009/08/la-tristeza-del-maya/
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