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El estado de adormecimiento en el que nos encontramos usualmente provoca que la realidad de unidad nos alumbre por instantes, o incluso nos engañemos creyendo que percibimos esa unidad siendo tan solo interpretada o malinterpretada por la mente, otorgándole significados varios.
Muchas veces se trata a la Unidad como si solo se hablase de personas. Es un gran error.
Si el hombre usara su cerebro para irradiar sabiduría en lugar de caprichos, no se colocaría jamás por sobre otras especies.
La idea de Unidad lo abarca todo, abarca lo que respiramos, lo que miramos al inhalar y lo que pensamos al hacerlo, lo que sentimos al observar, si estamos presentes o perdidos en los vaivenes de nuestra mente.
Se extiende hasta el infinito porque somos ilimitados, se expande sobre el miedo: nuestras ideas de separación como la tristeza, el vacío, el odio, el resentimiento, la ira, el rencor.
Es todo cuánto somos, o cuánto consideramos que somos. De allí que al sentir desprecio hacia algo externo, se dice que en verdad el desprecio se origina en nosotros y hacia nosotros mismos.
Yo encuentro la siguiente metáfora muy esclarecedora, así como seguramente cada uno podrá hallar la propia.
Pensemos en una piedra, tiene el tamaño y peso que quieran darle. Es una piedra común, de las que pueden encontrarse en un parque, en la vereda, en la calle.
Decides por un simple instante tomar la piedra y arrojarla. El motivo puede ser el que gustes: berrinche, enojo, desinterés, capricho, o simple costumbre.
Esa piedra así tan maciza como se ve, tan densa, es en verdad energía viva, cierto? Fluye contigo inmerso en tu existencia de ese instante. Has arrojado lejos de ti una parte de ti mismo, sin ser consciente de ello.
Hasta allí, todos entendemos el punto, pero que tan destructivo puede ser todo esto?
Esa distancia que hemos marcado entre una parte de nuestra realidad y nosotros nos separa, nos aleja de nosotros mismos. Y cuánto más nos alejemos, más nos costará el camino de regreso. Si ignoramos lo sucedido, es muy probable que sigamos nuestro curso, y aquí no ha pasado nada, pero recordarías el camino de regreso para encontrar la piedra nuevamente luego de haber seguido tu camino? Probablemente sí, excepto que te hayas ido lejos, o que la hayas arrojado hacia algún rincón escondido, o que haya pasado tanto tiempo ya como para que, como tantas otras veces, hayamos perdido noción de cuántas y cuales piedras hemos arrojado.
El hecho es que muchas veces no queda otra que volver hacia esa piedra para poder decir que es parte de tu vida, que no debías cargarla, mucho menos arrojarla, pero lo hiciste, y desde el instante en que la viste, ha estado en tu vida, y eso está bien, se trata de aceptarla.
La aceptación deshace la negación. La negación simplemente esconde, arroja lejos lo que nos duele, molesta, lo que no perdonamos o no Nos perdonamos, lo que tenemos y lo que no tenemos, a los que odiamos y por sobre todo, a nosotros mismos.
No se trata tampoco de "la piedra como pecado", aquí no quiero aludir a la idea de "Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra". No. Todo cuanto hayamos creado para bien o mal requiere de mucha sabiduría y amor para aceptarlo. No se trata de juzgarnos, sino de, una vez más, aceptarnos, de allí proviene el perdón y la limpieza que debemos trabajar en nosotros mismos para reconocernos como seres creadores, seres poderosos de luz.
Algunos se reconocen fácilmente, otros creen tener el vidrio demasiado empañado como para ver algo, pero la verdad es que el Ser Es, ahora y siempre, Perfecto.
Eso es Aceptarnos y disolver automáticamente nuestra separación, sincronizándonos nuevamente con el Universo.
Es necesario empezar a ser conscientes de lo que un simple acto puede enseñarnos. A veces nuestros problemas nos dejan ciegos de dolor, pero la naturaleza está allí para percibirla y aprender de ella, nunca deja de enseñar.
La Unidad es eso, es todo, tu, yo, estas teclas sobre las que tipeo este texto, y lo que siento al escribirlo, y todo, todo cuanto está aquí y ahora. De allí también que creernos carentes de algo también nos arrastre a la separación.
Si podemos llevar esto a la práctica podremos deshacernos más rápido de nuestra carga y alivianar la marcha hacia la tan mencionada evolución que pide el universo todo que es UNO con nosotros.
Para aquellos que se relacionan con niños, transmítanselo: eres uno con el sol, con las flores, con las personas, los animales, las plantas, esta piedra eres tú...
No esperemos resultados, seamos transmisores de luz, cada uno podrá ir comprendiéndolo a su paso.
Con amor,
Lau
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